Blancanieves era hija del deseo. En algunas versiones, de una reina; en otras de un conde y una condesa. En ambos casos se expresa el deseo de tener una niña que tuviera el blanco de la nieve, el rojo de la sangre, y el negro del ébano. El deseo se cumple, y nace Blancanieves que satisface las expectativas de sus padres. Es preciosa: Blanca como la nieve, símbolo de inocencia, pureza, modestia y paz. Las mejillas rojas como la sangre, símbolo de pasión, alegría, acción, fuerza... Y con el cabello negro, símbolo de depresión y muerte, pero también de lo misterioso, de lo oculto, de lo inquietante.
Ya desde el comienzo del cuento se apuntan los rasgos que definirán el perfil del acosado: ingenuo, activo, pero también con un halo de reserva que puede ser vivido como una amenaza… Poco después de nacer Blancanieves muere la madre, y el padre toma otra esposa “…. bella, pero tan orgullosa y engreída que no soportaba que nadie la sobrepasara en belleza”. Todos los días, frente al espejo mágico, repetía la misma pregunta: "Espejito, espejito ¿Quién en esta tierra es la más bella?".
Esta madrastra, insegura, que no se siente legítima, que manifiesta la necesidad de afirmarse y reafirmarse es la viva imagen del narcisismo perverso que define al acosador. Ese narcisista perverso que se rige por la ley de los absolutos y la inmediatez: “o todo o nada, y además, ya, inmediatamente”. Que obliga a todo su entorno a ver el mundo a través de sus propios ojos: “o conmigo o contra mí”. Y que además es incapaz de sentir culpa porque proyecta todo lo malo hacia fuera, en sucesivas victimas, con las que va dejando un reguero de cadáveres. Continúa el cuento con la muerte del padre, símbolo de ley, y el inevitable crecimiento de Blancanieves, que, al crecer “más bondadosa, educada y preparada cada día”, se va convirtiendo en una rival para la madrastra. Hasta que un día, a la consabida pregunta de la reina, el espejo contesta: -"Tú eres físicamente la más bella de todas las mujeres que hay por aquí, excepto por Blanca-Nieves, a quien su bondad la hace ser aún más bella que tú. Así lo creo." Entonces la reina se enfureció, y su tez se tornó amarilla y verde de la envidia. A partir de entonces, donde quiera que viera a Blanca-Nieves, su corazón se estremecía en su pecho, y llegó a odiar muchísimo a la muchacha”. Lo que introduce otros dos elementos importantes en las situaciones de acoso:
Con la muerte del padre, desaparece el control externo sobre los perversos deseos de la madrastra y esta adquiere una posición de poder en relación a Blancanieves.
El exacerbamiento de los sentimientos de envidia de la madrastra- acosador, que se disparan y hacen crisis ante la respuesta del espejo.
Las condiciones para el acoso están servidas: Blancanieves tiene que desaparecer. Pero la madrastra (la acosadora, el acosador) no puede actuar directamente poniendo al descubierto sus envidias, sus celos, su tormento interior… Entra en juego otro elemento típico del acoso: los secuaces. Los que ejecutan los mandatos del acosador. La madrastra llama a un cazador y le dice: “Llévate a la muchacha adentro del bosque, no quiero tenerla más a mi vista. Mátala y tráeme su corazón como prueba.". El cazador obedeció y la llevó lejos, pero cuando sacó su cuchillo tuvo piedad y dijo: "Corre, vete lejos, pobre muchacha."- mientras pensaba “las bestias salvajes pronto la devorarán." Se ha abierto la veda. Cualquier acción de hostigamiento, maltrato, burla, etc. destinada a dañar al acosado, a arruinarle psíquica y emocionalmente (arrancarle el corazón), será estimulada y recompensada. En este momento del acoso se decanta la calidad humana de los “invitados a atacar”:
Están los que en perfecta sintonía con el acosador, con el que comparten miseria humana, participan activamente en el proceso.
Están los que, como el arrepentido cazador del cuento, no ejecutaran el mandato del acosador y trataran de engañarle con simulacros y maniobras dilatorias, conscientes de su imposibilidad de cambiar la situación.
Y también están los que se enfrentan y se niegan a participar.
El cuento hace una descripción perfecta de cómo se siente la persona acosada: sola, aterrorizada, deprimida y en un contexto social de “filosas piedras y punzantes espinos”. Cuando la situación se prolonga la persona acosada queda sumida en la confusión, duda de sus percepciones, se cuestiona su propia valía, pierde su autoestima, se enferma física y psicológicamente, comienza a deteriorarse profesionalmente… Más a menudo de lo que pensamos se precipitan a la muerte, ya sea a través del suicidio o a través de las enfermedades psicosomáticas que se desencadenan.
¿Qué habría sido de Blancanieves si no hubiera encontrado la casa de los enanitos? “Ahora Blancanieves se encuentra sola en el bosque, llora su desamparo y, tan aterrorizada que hasta las hojas de los arboles le daban miedo, comienza a correr sobre filosas piedras y punzantes espinos”
Pero afortunadamente los encuentra y, al conocer su historia, ellos le dijeron: “Si puedes tomar cuidado de nuestra casa, cocinar, arreglar las camas, lavar, coser y tejer, y mantienes todo limpio y nítido, puedes quedarte lo que quieras por nada."- -"Sí, claro."- respondió ella, -"Con todo mi corazón."- y se quedó con ellos.
Los enanos representan a los marginados, a los que “no dan la talla”, a los deformes, a los que son motivo de chanzas y escarnio público, a los que no son “normales”, a los que, excluidos de la sociedad, viven en el bosque solos. Están fuera del sistema y por eso pueden ayudar a Blancanieves. Esto es algo que debería tenerse muy en cuenta en la elaboración de los protocolos contra el acoso laboral. Los enanos no solo brindan acogida a Blancanieves, al asignarle tareas la hacen útil, ponen la base para la recuperación de su autoestima actuando terapéuticamente. También le advierten del peligro que aun corre y de la necesidad de tomar precauciones. “La joven tenía que quedarse sola todo el día, por lo que los buenos enanos siempre le decían: -"Ten cuidado de la reina, pronto se enterará de que estás aquí, así que no dejes entrar a nadie." Como efectivamente sucedió. Y la reina, al saber por el espejo que Blancanieves aún vivía, comprendió el engaño del cazador. “Y pensó y pensó de nuevo cómo podría matarla. Y la envidia no la dejaba descansar. Cuando ya hubo meditado sobre qué hacer, se pintó la cara, y se disfrazó como una vieja vendedora, de tal manera que nadie la hubiera reconocido”. Por tres veces se acerca a Blancanieves bajo el disfraz de inofensiva y amable anciana, ofreciéndole cosas aparentemente buenas: Una cinta, un peine y finalmente, una manzana, pero la cinta y el peine están “hechizados” y la manzana envenenada. Primero la ahoga, luego la apuñala y finalmente la envenena. Lo que guarda bastante similitud con las estrategias de acoso: Medidas organizativas que “ahogan”, infundios y calumnias que “apuñalan” y finalmente “envenenar la vida” del acosado. Conocemos los motivos de la madrastra pero ¿Qué impulsa a Blancanieves a aceptar a pesar de las advertencias de los enanos? Bruno Bettelheim en su “psicoanálisis de los cuentos de hadas” lo interpreta como el “deseo inconsciente de ser sexualmente atractiva” situando el conflicto en la esfera de lo intrapsiquico. Pero desde una perspectiva interrelacional se ponen de manifiesto como la madrastra, con la cinta y el peine incita a Blancanieves que, seducida por la anciana y movida por el deseo de recibir cuidados (embellecerse, peinarse), ofrecidos, además, hábilmente envueltos en cuidados maternos, -"Jovencita"- dijo la mujer, -"Qué mal te lo pusiste. Permíteme ponértelo adecuadamente de una vez."- -"Ahora te peinaré apropiadamente como debe ser de una vez."- cae en la trampa. Sin embargo, para que acepte la manzana que Blancanieves rechaza, la madrastra utiliza otro argumento: ¿temes que estén envenenadas? Mira cortare la manzana en dos piezas y yo me comeré una parte”. Recurre al sentimiento de rechazo, vergüenza y negación que produce en las personas buenas pensar mal de otra persona aunque la suspicacia este justificada.
Es el mismo principio del robo por tirón que comienza con un “¿me podría decir…?” y, si no te acercas suficiente, continúa con un “¿qué pasa piensas que te voy a robar?”.
Tenemos ya a Blancanieves desvitalizada, “como muerta”, y esta vez cuando llegan los enanos nada pueden hacer por ella. La dan por muerta pero se resisten a enterrarla “Y construyeron un ataúd de cristal transparente, de modo que pudiera ser vista de todos lados, y la colocaron allí, y escribieron su nombre en letras doradas, y que era hija del rey. Entonces pusieron el ataúd en lo claro de la montaña, y uno de ellos siempre se quedaba acompañándola y vigilándola. Y llegaron también aves y lloraron por ella. Primero un búho, luego un cuervo, y de último una paloma”. El búho, relacionado con el conocimiento, al que ninguna cosa se le esconde. En la antigua Grecia se representaba a Palas Atenea, diosa de la sabiduría y el conocimiento, acompañada de una lechuza. El cuervo, es el mensajero de los dioses tanto en la mitología griega como en la nórdica. Está relacionado con el pensamiento y la memoria. Símbolo de clarividencia, se le atribuyen dotes proféticas. La paloma es el símbolo del candor, la sencillez, la inocencia y la armonía. El llanto de las aves simboliza el duelo por las capacidades perdidas. Porque la persona acosada, como Blancanieves en su profundo letargo, tiene seriamente comprometidas y dañadas su capacidad cognitiva, su capacidad de comunicación, su inocencia y su paz interior. “Sucedió sin embargo, que el hijo de otro rey llegó al bosque, y fue a la casa de los enanos a pasar la noche. Y vio el ataúd en la montaña con la bella Blanca-Nieves dentro de él, y leyó las letras doradas que los enanos le habían escrito”. El príncipe suplica a los enanos que le permitan llevarse a Blancanieves, a lo que ellos acceden no sin antes asegurarse de que el príncipe la cuidará. “El hijo del rey la hizo cargar en los hombros de sus sirvientes. Pero ocurrió que tropezaron con la raíz de un árbol, y con el golpe, el pedacito de manzana envenenada que Blanca-Nieves había mordido, salió disparado de su boca. Y al momento ella abrió los ojos, levantó la tapa del ataúd, se sentó, y una vez más le volvió la conciencia”.
Ayuda externa. Sin ella es prácticamente imposible salir de la situación de acoso y mitigar sus consecuencias. Porque el acoso es tan dañino que nadie sale ileso. La medida de los daños puede variar en función de distintos factores como el tiempo de exposición, la resiliencia del acosado y el apoyo del entorno social. Pero nadie sale indemne. Y siempre deja secuelas. Por eso es tan importante contar lo más pronto posible con ayuda profesional: psicólogo, abogado, medico... Blancanieves, recuperada, acepta la oferta del príncipe y se casan. “….y su boda fue celebrada con gran ceremonia y esplendor. Pero la malvada reina también fue invitada a la fiesta. Cuando ella ya se había arreglado glamorosamente en espléndidos vestidos, fue al espejo y le dijo: -"Espejito, espejito, que estás en la pared ¿Quién en esta tierra es la más bella?"- y el espejo contestó: -"Oh, reina, eres lo más bello que yo he visto, pero la joven reina, por su bondad, es aún más bella que tú. Entonces la perversa mujer maldijo todo, y se sentía tan infeliz, pero tan infeliz, que no sabía qué hacer. Al principio no quería ir a la boda del todo, pero no tenía paz, y decidió ir a conocer a la joven princesa. Y cuando ingresó al salón, reconoció a Blanca Nieves, y quedó paralizada de rabia y rencor, y no se pudo mover.
Pero ya se habían preparado unas zapatillas con polvo de pimientos picantes, (en otras versiones son unos zapatos de hierro calentados al rojo vivo) que fueron traídas por los sirvientes, y las pusieron al frente de ella. Entonces fue forzada a ponerse aquellas zapatillas, y bailó y bailó hasta que cayó exhausta de agotamiento. Y desde entonces fue llevada a una habitación aislada donde pasó el resto de sus días”.
El príncipe representa el restablecimiento de la ley. Al final del cuento se hace justicia y se castiga duramente a la madrastra. El castigo refleja el tormento interior y la profunda infelicidad de las personas que acosan, que, como la madrastra, tendrán que bailar con la continua quemazón de sus inseguridades y envidias, pero también y sobre todo, la necesidad social de poner límites a las personas, que, por hallarse fijadas a estadios primitivos de desarrollo moral, no son capaces de autorregular sus deseos agresivos.
Blancanieves, la historia continua
Y fueron felices……O no.
El cuento termina dejándonos a Blancanieves en brazos del príncipe encantador, a la madrastra, después de haber bailado llevando unos zapatos de hierro calentados al rojo vivo, encerrada en una habitación o muerta, según la versión; sin noticias del cazador que se supone sigue en el destierro e igualmente sin noticias de los enanos del bosque.
Ciertamente, como señalaba B. Bettelheim los cuentos transmiten a través del simbolismo sentidos evidentes y ocultos dirigiéndose simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana; con ello ayudan al niño a comprender su mundo interno, sus experiencias, pensamientos y sentimientos y por medio del lenguaje simbólico le ayudan a superar sus conflictos emocionales cumpliendo una función terapéutica.
Pero también, y esto se suele obviar, a través del símbolo, trasmiten una imagen del mundo real que, aunque en versión un tanto maniquea - toda la maldad esta en brujas, lobos, ogros, etc. y toda la bondad en príncipes y hadas- avisa y previene de ciertos peligros, como queda patente en Caperucita y el Lobo, Hansel y Gretel y un largo etcétera.
Y este aspecto de los cuentos es tan necesario para alertar al niño de algunos peligros inherentes a la sociedad humana como necesarios son los finales felices para reasegurarlos, devolverles la confianza en esta sociedad y evitarles vivir en una situación de inseguridad y angustia continuada.
Pero a la vez los cuentos trasmiten una visión de roles y valores que el niño asimila y que no suponen beneficios adicionales sino que más bien al contrario tienden a anclarse en estereotipos que dificultan el cambio de estos y que son especialmente nocivos en el caso de las niñas: por el poder del amor un beso convierte en príncipes a los sapos, nunca en un cuento el príncipe sale rana y se convierte en un maltratador. Farsa que se prolonga posteriormente en toda la parafernalia del amor romántico.
Pero esperemos que no fuera eso lo que le paso a nuestra Blancanieves. No obstante el riesgo existe, ya que, aunque se supone que amada y protegida por una nueva autoridad que restablece el orden y la sitúa en el puesto que le corresponde, ese “orden” no se diferencia estructuralmente del que permitió a la Madrastra actuar perversamente. ¿Quién garantiza la eterna bondad del Príncipe? ¿Qué mecanismos de control evitaran que situaciones como la descrita en el cuento se repitan?
Blancanieves está en riesgo porque aunque ha salido de una situación de acoso no ha salido de un sistema que permite que esas situaciones se den.
Y ¿qué ha sido de los otros personajes?, ¿que representan el cazador y los enanitos? ¿Cuál es su destino?
El Cazador fue desterrado y cayó en el olvido, desaparece de escena, nadie se acuerda de él y ni siquiera es invitado a la fiesta de esponsales de Blancanieves y el Príncipe. Actualmente tenemos la gran suerte de compartir nuestro espacio histórico, nuestro aquí y ahora, con algunos “cazadores”: El bombero que se niega a violar el domicilio del desahuciado, la funcionaria que denuncia irregularidades, el policía que no carga…. Son los “cazadores” actuales; como el del cuento se ven desterrados, se les expedienta, se les sanciona, se les expulsa….Y lo que es peor SE LES OLVIDA.
¿Y los enanos? Los enanos representan a los marginados, a los que “no dan la talla”, a los que no son “normales”, a los que, excluidos de la sociedad, viven en el bosque solos.
¿Solos?, No. Son siete. Y la elección de este número no es casual, pocos números hay con tanta riqueza simbólica como el siete.
Para Hipócrates “El número siete, por sus virtudes ocultas, tiende a realizar todas las cosas; es el dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la Luna cambia de fase cada siete días: este número influye en todos los seres sublimes”.
El 7 está en todo, vamos a encontrar tantas relaciones y aplicaciones del septenario (el nombre que se le da a los siete planetas clásicos en Astrología y, por extensión, a todo aquello que consta de siete elementos) que sería difícil enumerarlas todas. Veamos algunas: el número 7 está presente en la semana compuesta por siete días y en las fases lunares que duran siete días cada una y, a través de las cuales, surge el mes.
El número 7, por la transformación que inaugura, posee en sí mismo un poder: es un número mágico. Es el número, según se ha señalado, de la finalización de un ciclo y su renovación. Representa la seguridad y la protección y su equivalente astrológico es Neptuno. Signo del pensamiento, la espiritualidad, la conciencia, el análisis psíquico, la sabiduría. Es el número del intelecto y del idealismo.
Por eso son siete los enanitos, porque conforman un colectivo y como tal tienen sus propias reglas, su propia organización, se autoabastecen. Y ese orden y su fuerza transformadora los hace peligrosos para el orden establecido.
No es casualidad que la factoría Disney en su versión del cuento los individualice: “el Gruñón”, “el Mocoso”…. intentando hacer de ellos unos personajillos simpáticos y amables…. en cierta medida atractivos…. Pero inofensivos, porque en la individualidad se desvitaliza el colectivo.
Tampoco ellos son invitados a la gran fiesta de Blancanieves y el Príncipe.
El final de este cuento nos deja la impresión de eterna felicidad para todos menos para la madrastra, que en la versión original de los hermanos Grimm muere después de verse obligada a bailar con los zapatos de plomo calentados al fuego. Así tienen que terminar los cuentos: la inocencia y el bien triunfan y los malvados reciben su castigo.
Pero el futuro es incierto. Y para Blancanieves lo es tanto o más que para los siete enanos y el cazador.
Para empezar porque instalada en una actitud pasiva depende siempre de la ayuda exterior, el Cazador, los enanos y el Príncipe.
Si unimos a esto que está integrada en una sociedad que, aunque ha anulado el poder de la madrastra, no ha anulado ni puesto límites al PODER ni a las posibilidades del hacer el mal y que no ofrece más garantías para ese futuro de felicidad que inunda al reino que la supuesta bondad de sus protagonistas, el Rey, el Príncipe y la propia Blancanieves vemos que su felicidad se sustenta en unas bases muy débiles, pues tanto ellos como su bondad están sujetos a los avatares del tiempo.
Blancanieves corre un doble riesgo, el que se deriva de la sociedad en la que vive, que la obliga a asumir y acatar una autoridad, la del Rey, la del Príncipe, y unas reglas, que a la postre, dependen del arbitrio de ese rey y ese príncipe y del que emana de la tentación de ejercer despóticamente su propio poder recién estrenado y convertirse a su vez en acosadora.
Ninguno de los dos riesgos es baladí. ¿Cómo reaccionarían los poderosos si Blancanieves se rebelara? ¿Si se volviera insumisa y reivindicara su propio criterio? ¿Qué circunstancias propiciarían que Blancanieves dejara de ser bondadosa y actuara perversamente? (1)
Distintos estudios nos advierten de las fluctuación de roles y de con qué facilidad, aunque no siempre, la victima puede convertirse en verdugo. En el articulo “Agredidos que agreden: la relación recíproca entre víctima y agresor en situaciones de acoso psicológico en el trabajo” (2) se pone de relieve los efectos recíprocos entre víctima y agresor. Esto indica que el proceso de acoso es dinámico, y en él los distintos elementos se influyen mutuamente.
Esta reproducción de las conductas violentas puede ser explicada principalmente por tres mecanismos: agresión desplazada, socialización de la agresión y ley de Talión. Mecanismos que contribuyen a reproducir las conductas violentas en cualquier ámbito de la sociedad humana. Estudiados sobre todo en relación con la violencia intrafamiliar pero perfectamente extrapolable a la violencia en el trabajo.
La agresión desplazada no es otra cosa que la expresión de la frustración y la rabia que produce ser víctima, dirigida contra otra persona más débil o en situación de inferioridad.
Otro mecanismo para explicar la reproducción de este patrón agresivo es la socialización de la agresión, es sabido cómo se pueden transmitir ciertas actitudes y valores a través de la cultura organizacional y cómo determinados valores facilitan y estimula la aparición de conductas de acoso. En las organizaciones donde la cultura organizacional es rígida, el acoso puede llegar a institucionalizarse y convertirse en una práctica habitual mediante los procesos de socialización.
En cuanto a la ley del Talión, proceso en el que las agresiones se dirigen contra quien fue previamente agresor, y que en el cuento de Blancanieves se evidencia cuando hacen bailar a la perversa madrastra con zapatos de plomo calentados al rojo, aunque aparentemente quiera significarse como una acción justiciera y solo infligir un daño proporcional al causado en realidad esta más cercano a la venganza que a la justicia y sobre todo es inoperante puesto que ni protege al individuo de futuras agresiones ni repara el daño que ya ha sufrido y por lo tanto contribuye mas a la reproducción de las conductas de acoso que a su erradicación.
Romper el círculo vicioso en el que se reproducen y retroalimentan las conductas de agresión y abuso solo es posible desde estructuras sociales que las condenen sin ambigüedades y desde una educación que fomente la cooperación en lugar de la competitividad de forma que a la actual cultura de violencia se le pueda enfrentar una contracultura no violenta y colaborativa.
Pero en la realidad cotidiana podemos observar suficientes elementos como para dudar de que exista verdadera voluntad de poner coto a los abusos de poder y a las conductas de acoso desde el propio poder.
¿Qué tendrá el poder que pervierte lo que toca?
La complicidad de las estructuras de poder con las conductas de abuso y acoso es evidente.
Lo demuestra la aceptación de estas conductas creando una cultura que las integra dentro de lo “normal”.
Lo demuestra el esfuerzo por crear instrumentos inoperantes para erradicarlas -los protocolos de las empresas son tan inoperantes que revelan la falta de voluntad de dar solución al problema que los genera.
Lo demuestra, finalmente, el cultivo y exacerbación de los aspectos más irracionales y violentos del ser humano que, curiosamente, son los más manipulables; como ejemplo basta mirar “las hinchadas” de los clubes de futbol.
En ese caldo de cultivo, en esa sociedad que fomenta la competitividad contra los otros en lugar del desarrollo de las propias competencias no es extraño que proliferen las conductas de acoso y que estas se extiendan a todos los ámbitos de la vida.
Solo los enanos como colectivo podrán cambiar la situación. Solo ellos, aun no pervertidos por un poder que nunca han detentado, podrán elaborar los filtros que impidan las conductas abusivas. Solo ellos tienen el poder de crear esa contracultura colaborativa y solo ellos podrán dar amparo y una salida digna a los cazadores y a las blancanieves.
Pero esa fuerza regeneradora de los excluidos del sistema es muy temida por el (des)orden establecido que por lo tanto emplea todas sus fuerzas en reducirles, aniquilarles y someterles. Lo estamos viendo en el ensañamiento de la (in)justicia con quienes pretenden vivir fuera de los canales establecidos, ya sean trovadores raperos o reconstructores de pueblos abandonados. El poder establecido les ataca porque no pueden soportar el cuestionamiento del (des)orden establecido. Porque viven como una amenaza mayor a quienes niegan y reniegan del PODER que a quienes se lo disputan.
(1) A propósito, la historia de Blancanieves se inspira en una realidad histórica y en unos personajes reales: el historiador alemán Karlheinz Bartel, dedico más de 10 años de su vida a investigar sobre el cuento y descubrió que María Sophia Margaretha Catharina von Erthal, verdadero nombre de Blancanieves, era una pequeña nacida en 1729 en el pueblo de Lohr y cuya vida cuenta con todos los elementos del cuento, desde la madrastra, Claudia Elisabeth María von Venningen, condesa imperial de Reichenstein, con quien su padre se caso después de enviudar, hasta los siete enanos inspirados por los niños que desnutridos y envejecidos prematuramente que trabajaban en las minas de hierro del lugar y el espejo que mide más de metro y medio se encuentra en el castillo de Lohr, actual Museo del Spessart y no habla, pero tiene la particularidad de repetir lo que se diga frente a él debido a un efecto de reverberación.
(2) Alfredo Rodríguez Muñoz 1, Bernardo Moreno Jiménez 2, Elfi Baillien 3, Ana Isabel Sanz Vergel 4 y Ynomig Moreno López 2
1 Universidad Complutense de Madrid, 2 Universidad Autónoma de Madrid, 3 Hogeschool Universiteit Brussel y 4 IE University
Psicothema 2012. Vol. 24, nº 3, pp. 358-363 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG www.psicothema.com
Kety Bornemann, 2018
コメント