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Curso Básico contra el Acoso Laboral (Parte 1ª)

Actualizado: 7 abr 2019

El sábado 30 de marzo GAIAL impartió un curso básico contra el acoso laboral en la casa de Solidaridad Obrera. En él la compañera Kety expuso aspectos relevantes de esta lacra laboral. Os trascribimos a continuación la primera parte del curso.


ACOSO LABORAL

ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO

MUTUA

“El acoso psicológico constituye un verdadero asesinato silencioso que no deja huella aparentemente y que debido a ello permite la impunidad de quien lo perpetra.”

Leyman


A partir de ahí se suceden las definiciones y los estudios sobre los que se han dado en llamar “riesgos psicosociales emergentes” que fundamentalmente son tres: el estrés laboral, el burout o síndrome del quemado por el trabajo (SQT) y el mobbing o acoso laboral.

Aunque desde una perspectiva de salud laboral nos tendremos que ocupar de los tres, máxime cuando entre ellos existe una relación en la que los dos primeros, estrés y SQT, además de dañinos por si mismos son a menudo precursores del acoso, nos vamos a centrar en este último por una cuestión de operatividad.


Riesgos Psicosociales y Acoso Laboral

A pesar de que ya existían llamadas de atención sobre enfermedades ligadas a condiciones psicosociales en el trabajo, no es hasta 1986 que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoce los riesgos para la salud derivados de ellas y los define como:

“Las interacciones entre el contenido, la organización y la gestión del trabajo y las condiciones ambientales, por un lado, y las funciones y necesidades de los trabajadores/as por otro. Estas interacciones podrían ejercer una influencia nociva en la salud de los trabajadores/as a través de sus percepciones o experiencias”.


Acoso Laboral

El origen de la palabra mobbing parte de la etología. Konrad Lorenz la utilizó para describir algunas conductas observadas en grupos de animales, en concreto, ataques de un grupo de animales a un único animal del propio grupo. En los años 60 un médico sueco detectó conductas similares en los contextos escolares. En los años 80 Leymann observó dichas conductas en el contexto de organizaciones de trabajo.


Tras la publicación en 1996 de “Mobbing: la persécution au travail” el acoso queda definido por el encadenamiento en un periodo de tiempo de intentos o acciones hostiles consumadas, expresadas o manifestadas, por una o varias personas, hacia una tercera.


El acoso es un proceso de destrucción de una persona cometido por otra u otras.

Se compone de una serie de actuaciones hostiles que tomadas de forma aislada pueden parecer anodinas pero cuya repetición constante tiene efectos muy perniciosos en el acosado.


Se realiza de forma sutil mediante amenazas larvadas y acciones disimuladas, con las que se merma la fuerza moral de la persona acosada sin que se perciban signos externos de maltrato.


Con el mobbing lo que se pretende es hacer pasar al acosado por incompetente, improductivo o problemático y, de paso, no poder ser acusados de nada, debido a lo difícil que resultan de demostrar las agresiones de tipo psicológico. Como además se trata de agresiones que no responden a una causa identificable, el propio acosado tiene dificultades para reconocer el acoso de que está siendo víctima y actuar en consecuencia parándolo antes de ser sacrificado en una espiral de violencia.


¿Cómo se realiza?

Con ataques personales a la víctima

Dando a entender que tiene problemas psicológicos, con ridiculizaciones, burlas, remedando sus gestos o su voz, con comentarios denigrantes, con críticas permanentes a su trabajo y a su persona, tratándola como si no existiese, no dirigiéndole la palabra, evaluando su trabajo de forma sesgada y evitando el reconocimiento si consigue concluir la tarea con éxito, gritos, insultos, amenazas verbales…


Atacando a la víctima con medidas organizativas y administrativas:

Asignándole trabajos o tareas por debajo de su capacitación profesional, relegándola a lugares de trabajo denigrantes, sobrecargándola de trabajo, con medidas económicas, restringiéndole la posibilidad de comunicarse con los compañeros…


No se trata de una agresión aislada sino de una secuencia de agresiones que responden a una estrategia global cuyo fin último es la destrucción del acosado, su eliminación.

Algunas de estas agresiones son claras y explícitas, pero en su mayoría son sutiles e insidiosas, tan sutiles que a veces cuesta reconocerlas como agresión, pero con su repetición causan un gran daño en la persona que las sufre.


Obedece a una estrategia elaborada y genera un clima de terror en el trabajo, máxime cuando en muchas ocasiones es utilizado como aviso a los trabajadores lanzando el mensaje de “ojo que te puede pasar a ti”.


¿Qué consecuencias tiene?

La persona acosada, al comienzo, queda sumida en la confusión, duda de sus percepciones, se cuestiona su propia valía, pierde su autoestima, en alguna medida se siente culpable.


No identifica la situación de acoso

A continuación, comienza a deteriorarse profesional y psicológicamente,se enferma física (úlceras de duodeno, crisis cardiacas etc.) y psicológicamente (insomnio, depresión, trastornos alimentarios, aumento de conductas aditivas aumento del consumo de tabaco y alcohol etc.). Aquí ya suele haber identificado la situación, pero con las fuerzas mermadas se encuentra en una posición de desventaja para hacerle frente.


En algunos casos se puede llegar incluso al suicidio.


Los trastornos pueden perdurar largo tiempo después de haber salido de la situación de acoso.


Los mecanismos que desencadenan y desarrollan la enfermedad

El organismo humano está preparado para hacer frente a situaciones de estrés ocasionales, de corta duración y que se resuelven en actividad muscular, se trata de un mecanismo que sirve a la autoconservación. El estrés activa el organismo y le proporciona la mayor cantidad de energía posible para que esté preparado para un ataque o una huida.


“Luchar o huir”, así se llama la reacción más común de nuestro cuerpo frente a una situación estresante. El cuerpo está diseñado para que, al percibir una amenaza o un riesgo, se prepare para, literalmente, dar la pelea y/o alejarse del peligro.


¿Cómo se prepara el cuerpo?

El hipotálamo, una pequeña parte de tu cerebro, activa una alarma que combina señales nerviosas y hormonales. Por un lado, los circuitos nerviosos se encargan de aumentar tu sensación de alerta, enfocar tu atención, reducir la sensación de dolor, controlar el hambre, el sueño y hasta los deseos sexuales.


Por otro lado, tus glándulas suprarrenales reciben la orden de liberar hormonas: Cortisol y Adrenalina. El cortisol, que es la hormona del estrés, agudiza tu sistema inmunológico y aumenta la cantidad de combustible en la sangre (carbohidratos, glucosa y grasas) necesario para reaccionar al estrés. La adrenalina aumenta los latidos del corazón, eleva la presión de la sangre y aumenta la producción y utilización de energía.


Por lo general, esta reacción se regula automáticamente. Cuando el cuerpo deja de percibir una amenaza, la alarma se desactiva, el cuerpo se relaja, deja de generar hormonas, el corazón vuelve a latir normalmente, etc.


Pero cuando el cuerpo está permanentemente enfrentando situaciones estresantes, la alarma permanece activa y el cuerpo funciona todo el tiempo en estado de alerta. Imagínatelo: es como si te prepararas para una pelea que nunca sucede. Finalmente, tu cuerpo termina acumulando energía y trabajando innecesariamente, y eso hace que te pongas tenso, ansioso o preocupado.


La constante activación nerviosa y la sobreproducción hormonal desgasta y deteriora el cuerpo, y puede generar diferentes problemas de salud como los que hemos citado antes.


El estrés también puede empeorar otros síntomas y otras enfermedades como el cáncer y la diabetes. Además, puede hacer que la persona adopte comportamientos compulsivos como el uso de drogas, el exceso de alcohol o el cigarrillo, y que coma más de lo necesario. Estos comportamientos no sólo no alivian el estrés, sino que además te meten en un círculo vicioso que cuesta mucho trabajo romper.


Por eso hablo siempre de minimizar el daño y de recibir ayuda psicológica, porque para cuando la víctima se da cuenta de que está siendo acosada ha sufrido ya suficientes agresiones como para que su salud se resienta y acuse ya sus efectos. Es decir, en ese momento, el acosado es ya una persona desestabilizada, con la confianza en sí misma mermada que duda de sus propias percepciones y que presenta ya alguno de los problemas que hemos enumerado.


Pero la ayuda psicológica es necesaria pero no suficiente, es como intentar curar una herida que estas reproduciendo constantemente, por lo tanto:


Urge salir de la situación de Acoso

Qué puedes hacer si eres victima de Acoso

Tus derechos laborales y tu estabilidad emocional están en juego.

Existen tres formas básicas de reaccionar ante las agresiones:


Huida, Sumisión o Enfrentamiento

A veces, porque no siempre podemos elegir, puedes optar por Abandonar.

Si el acosado tiene posibilidades de traslado dentro de la empresa, si cuenta con apoyo familiar, si tiene medios de subsistencia aparte de los que le proporciona el trabajo, si tiene posibilidades de otros trabajos… podrá huir de la situación de acoso.


Si el acoso se encuentra en sus inicios el daño producido no será excesivo y la huida será una decisión sabia que le evitará mucho sufrimiento.


Si la huida va acompañada de medidas reivindicativas, como puede ser la denuncia pública, se preserva además la autoestima.


Pero en la mayoría de los casos no se dan estas circunstancias favorables, la mayoría de los acosados y acosadas dependen de su trabajo para la supervivencia. La actual crisis social y económica, las cifras de paro y las dificultades reales de acceder a un nuevo empleo hacen que huir no esté dentro de las posibilidades de la inmensa mayoría de trabajadoras y trabajadores que sufren acoso. Esto los lleva a soportar situaciones insoportables, que van dañando progresivamente su salud tanto física como psíquica.


Someterte

Esta es sin duda la peor opción. El sometimiento no hará que cese el acoso, muy al contrario, en palabras de M.F. Hirigoyen (1999) “la relación se instalara en esa modalidad de forma definitiva: la víctima se encontrara cada vez más apagada y deprimida y el agresor se sentirá cada vez más dominante y más seguro de su poder”.


El acosador es insaciable, el sometimiento no hará sino aumentar su sensación de poderío y recrudecerá la campaña de acoso.


Esta situación poco a poco va minando la salud psíquica y física de las personas acosadas hasta que, finalmente, acaba con ellas. Cuando decimos que los acosadores “tienen un armario lleno de cadáveres” o que “van sembrando de cadáveres su camino” no estamos recurriendo a un tópico ni estamos exagerando: estamos describiendo un hecho muy real.


La tercera posibilidad: enfrentarse

No es una opción fácil de tomar ni deseada, generalmente se opta por ella cuando no se puede huir.

Hay que ser conscientes de que enfrentarse supone entrar en guerra con un enemigo poderoso, ya se trate de un individuo perverso o de la política perversa de una empresa, la situación no se resolverá en una sola batalla.


Igualmente hay que ser conscientes de que para cuando el acosado se da cuenta de que esta siendo acosado ya ha sido dañado, sus capacidades, en mayor o menor medida, se encuentran ya mermadas.


¿Cómo puede combatir una persona herida contra un ser perverso y vencer?

Evidentemente necesitara una estrategia poderosa, comodiría Sun Tzu (El arte de la guerra) necesitara convertir su debilidad en fuerza y la fuerza del enemigo en debilidad.


Esquemáticamente

Mientras el acosado se encuentra debilitado y aislado, el acosador cuenta con el respaldado institucional o de su camarilla y la invisibilidad de las agresiones, por lo que la estrategia global de defensa pasara por: Concentrar las propias fuerzas y buscar aliados. Poner al descubierto las agresiones del acosador y minarle los apoyos; para ello es muy útil disponer de información sobre el funcionamiento del acoso y de las medidas defensivas que se pueden tomar.


Concentrar las propias fuerzas y buscar aliados se traduce en que, en la medida de lo posible, hay que ocuparse activamente tanto en el proceso de defensa como en el de recuperación de la salud y para ello hay que contar con ayuda especializada.


Como mínimo se necesitará:

· Un abogado para organizar todo el tema legal.

· Un psicoterapeuta que ayude a mantener la cordura y a no caer en la depresión total.

· Un psicólogo forense que haga una evaluación y pueda testificar

· Como está afectando la situación de acoso.


Hay que buscar buenos profesionales sin vínculos políticos ni afectivos con el acosador/a ni con la cúpula organizacional de la institución laboral a la que se pertenezca.

Poner al descubierto las agresiones del acosador y minarle los apoyos se traduce en:

Hacer visible las agresiones ocultas.


Dar a conocer a compañeros y jefes la situación que se está produciendo.

Informar a sindicatos y comité de empresa, así como a todos los organismos competentes en cuestiones de salud laboral de forma que se puedan tomar medidas al respecto.


¿Activar los protocolos de acoso?

Denunciar. Pero para que estas medidas sean efectivas deben ser tomadas organizadamente.

Aunque querer vincular tanto al acosado como al acosador a determinados perfiles es un error y supone una trampa, (como muchas de las definiciones de acoso y como los protocolos) preparada para minar la credibilidad del acosado y poner obstáculos a una posible denuncia. Sí es interesante que nos fijemos en algunas de las características del acosado, del acosador y de la sociedad, que es el ecosistema en que se da el acoso.


Y sobre todo que analicemos las estrategias de acoso con el fin de neutralizarlas y revertirlas.

Básicamente los acosadores son sujetos que se encuentran en los estadios más inferiores de moralidad, carecen de escrúpulos y de sentimientos de culpa; ajenos a la empatía, no entienden lo que es el respeto a las personas. Solo retrocederá ante la sanción externa, ante una autoridad superior o ante la Ley. Para defenderse de un bicho así no se puede tener piedad.


El imperante clima social de anomia es un caldo de cultivo fértil para los acosadores y las conductas de acoso.


Una de las tácticas del acosador es aislar a su víctima, tú debes hacer lo contrario: hacerlo público y visibilizar su ataque

La tendencia de la persona acosada es al aislamiento, por vergüenza, por sentirse culpable de lo que le está pasando, por desconfianza… Con ello colabora sin desearlo con el acosador.


Para defenderse del acoso debe superar estas dificultades y no aislarse, hablarlo con sus personas de confianza, tanto en el entorno laboral como en el privado.


Manifestar los sentimientos que el acoso le produce y no ocultar el daño que le hace. No disimular el daño queriendo dar una imagen de fortaleza, no esconderse para llorar.


Debe hacer visible lo que el acosador hace de forma taimada y no avergonzarse, quien debiera avergonzarse es el acosador, es él el que actúa injustamente.


El acosador, para algunas de sus crueldades no quiere testigos, para otras desea un coro que le aplauda. Sus métodos son sutiles, sus agresiones ocultas, solo cuando el acoso ha alcanzado un determinado nivel se hacen patentes y son percibidas como agresiones tanto por el acosado como por los testigos, pero los posibles testigos no son inmunes al clima de terror que se ha implantado y pocos de ellos estarán dispuestos a testificar.


El mejor testigo será una grabadora o una cámara oculta. Lleva un “diario del acoso”

Las grabaciones son legales y se suelen admitir como prueba si el que graba participa en lo grabado. Por el contrario, las grabaciones hechas a terceros son delito.


Además, el acosado debe anotar todo lo que se le haga o diga lo antes posible, con fechas y a ser posible con citas textuales y testigos si los hay. La memoria es débil y tiene tendencia a olvidar lo desagradable, lo injusto, lo humillante.


Pero es muy difícil contar la historia de lo que te ha pasado o de lo que está pasándote.

Al principio es la confusión ¿he oído bien?,¿he interpretado bien la situación?, ¿estaré viendo fantasmas?, ¿qué me está pasando?


Luego, cada vez que se cuenta o se recuerda se revive la emoción y el dolor. No se puede dejar de llorar. La memoria del miedo, de las humillaciones, de la rabia… ha quedado grabada y esto impide hacer un relato coherente.


Al dolor interno se une la incomprensión del mundo externo. Por lo tanto, hay que intentar describir el relato de los hechos de la forma más detallada posible y por escrito. No confiar en la memoria.

Es importante llevar una especie de “diario del acoso” o autoregistro en el que quede claramente reflejado:

• Momento en el que suceden los hechos (fecha y hora).

• Lugar (despacho propio, sala de reuniones, en la calle, etc...)

• Hechos en concreto: (para ello se pueden consultar las escalas de acoso existentes o simplemente relatar los hechos tal como fueron).

• Testigos.

• Reacción de la víctima, que hizo o dijo y como le afectó.


La ventaja de estos autorregistros es doble:

· Si se llega a juicio se dispone de un relato coherente y detallado de cada acción de acoso.

· La víctima se ahorra el tener que hacer memoria a posteriori reviviendo unos hechos dolorosos y, una vez escritos, puede permitirse no pensar mas en ello y se evita el estar continuamente rumiando la ofensa.


Si la conducta de hostigamiento se produce durante reuniones o actividades de las que se toman actas, es útil que quede constancia de dicha conducta en el acta. Se pide: “que conste en acta que X se ha dirigido a mí insultándome, gritándome, en términos ultrajantes, etc…”.

Aunque es posible que el acosador manipule las actas y finalmente no quede constancia en ellas de lo que se dijo, esta actitud tiene también varias ventajas:

· Por una parte, envía un mensaje de fuerza al acosador “no voy a dejar que me denigres”.

· Deja constancia de una agresión.

· Y si el acosador manipula el contenido de las actas y el acosado ha grabado los hechos entonces hay constancia de los hechos y de la manipulación de la información.


Informarte en el sindicato del protocolo de la empresa, y siempre acudir acompañado/a

Informarse en el sindicato del protocolo de la empresa y cuando comience el peregrinaje por los distintos organismos (departamento de salud laboral, centros de salud, consultas de especialistas etc.) acudir acompañada/o (pareja, familiar, amigo, delegados sindicales, asociación de afectados...). Hay que admitir que se está mermado cognitivamente. Además, los profesionales que atienden tendrán mas cuidado si hay testigos.

Preparar un dosier con toda la documentación que recomienden tanto el abogado como los sindicatos y/o las asociaciones de víctimas de acoso y la que se piense que pueda servir para clarificar tanto el daño sufrido como los hechos que los han producido. Mas vale pasarse, posteriormente se podrá optar por no presentar lo que se considere inútil.

Guardar facturas si se acudió a terapia

Es de gran utilidad poder acreditar "salud mental" antes del acoso. Para ello es importante conservar los registros de actividad laboral, asistencia a cursos, memorias de actividades...

Igualmente, útil es ir dejando constancia de como la salud se deteriora. Ante cada crisis de ansiedad que se sufra se debe ir a urgencias, a ser posible acompañado/a por algún familiar o amigo y PEDIR Y CONSERVAR EL INFORME.

¿Cómo reaccionan los testigos?

Existen, naturalmente, tantos tipos de respuestas como permite el amplio abanico de la naturaleza humana, pero las vamos a agrupar en tres grandes categorías: de inhibición, de colaboración con el agresor y de apoyo a la víctima.


En primer lugar, veamos cómo se pueden sentir los testigos. Como a la víctima, al principio la situación les confunde.


Es el momento de “esos dos no se llevan bien”, “el jefe le tiene manía”, “es que se lo busca” etc…

Tratan de encontrar una razón que justifique lo que está pasando.

Pero no la hay.


Nada justifica el maltrato a otra persona

Cuando las agresiones persisten se instalaun clima de terror, en ese momento la preocupación general se centra en no ser la siguiente víctima y se desencadenan una serie de conductas hacia la victima actual que vienen marcadas por la calidad humana de cada uno de los testigos.

Están los que, por hacer “méritos”, por miedo, por animadversión propia con el acosado, o por su naturaleza miserable colaboran activamente en el acoso.


Están los que asisten como espectadores a situaciones de este tipo

sin hacer nada, porque tienen miedo o, simplemente, porque se sienten tan confusos como el acosado y no saben que hacer. Con el silencio colaboran pasivamente en el acoso.


Y también están los que se desmarca de la situación y apoyan a la víctima activamente.

Estos últimos es bastante probable que también sufran alguna medida de “castigo” por lo que es conveniente tomar medidas de protección también para ellos


¿Como se puede ayudar a la victima de acoso?

Las victimas de cualquier tipo de maltrato para poder reaccionar han de reconocerse primero, como victimas.


Para poder defenderse han de contar además con un sistema de apoyo que valide y contraste sus experiencias.


El acosado sufre un proceso de deterioro personal y profesional, físico y psicológico que ni familiares ni amigos por mucho que quieran pueden tratar hay que Anímale a buscar ayuda especializada.

Los “buenos consejos” del estilo “no te lo tomes así”, “tienes que salir y distraerte”, etc. no sirven para mucho, a lo bestia es como decirle a un tuberculoso que no tosa.


La estrategia del acosador se basa en aislar y denigrar a la victima. Cualquier gesto amable, cualquier palabra de consuelo, quiero comunicarle que es injusto lo que esta pasando, manifestarle apoyo ...Ayuda más de lo que nos podemos imaginar.


No participar y manifestar la desaprobación cuando se ridiculice a una persona o se hagan bromas a su costa.


No negarle el saludo y hacerla presente cuando el ambiente de acoso la convierta en transparente o invisible. (Ejemplo de reunión y pedir la palabra).


No permitir que se quede sola y aislada respecto al grupo. (en la pausa del café).


A veces esto requiere de mucho tacto y mucha paciencia porque hay que reconocer que los acosados nos volvemos monotemáticos Y tenemos tendencia a dar “la brasa” con lo que nos esta ocurriendo.


¿Cómo reaccionan los “jefes”, los que tienen capacidad para detener la situación de acoso y la responsabilidad de hacerlo?

Los que tienen autoridad se suelen inhibir trivializando la situación, negándola, atribuyéndola a problemas personales… no quieren problemas.


Esto en el mejor de los casos, porque lo más habitual, y por supuesto lo que sucede cuando el acoso responde a la política empresarial es que manipule y distorsione de tal modo la información que finalmente la victima aparezca como culpable revictimizándola e incrementando sobre ella la presión y el hostigamiento.


Los acosadores no entienden lo que es el respeto a las personas la sociedad debe desactivarlos para defender los derechos de las víctimas, proteger los intereses del estado, administrar justicia y educar a los que, por encontrarse en estadios inferiores de moralidad, entorpecen gravemente la convivencia.

Porque el acoso es un problema social solo la sociedad podrá pararlo. Sin embargo, las instancias sociales que deberían ocuparse de ello actúan de manera ineficaz.


Hacen definiciones imposibles, protocolos que confunden, teorías de perfiles que no sirven para actuar contra el acoso sino para reducir sus condiciones de forma que colateralmente lo niegan… etc. Pero de esto nos ocuparemos después del descanso.

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Es muy difícil contar la historia de lo que te ha pasado o de lo que esta  pasándote. Al principio es la confusión ¿he oído bien?,  ¿he interpretado bien la situación?, ¿estaré viendo fantasmas?, ¿qué me está pasando? Luego, cada vez que se cuenta o se recuerda se revive la emoción y el dolor. No se puede dejar de llorar. La memoria del miedo, de las humillaciones, de la rabia… ha quedado grabada y esto impide hacer un relato coherente. Al dolor interno se une la incomprensión del mundo externo. 

Por lo tanto hay que intentar describir el relato de los hechos de la forma más detallada posible y por escrito. No confiéis en la memoria.

  • Es importante llevar una especie de “diario del acoso” o autoregistro en el que quede claramente reflejado: 

  • Momento en el que suceden los hechos (fecha y hora)

  • Lugar (despacho propio, sala de reuniones, en la calle, etc...)

  • Hechos en concreto: (podéis consultar la escala IP de acoso, las acciones que se describen en la carta tipo, la tabla I del autoregistro  o simplemente relatar los hechos tal como fueron).

  • Testigos.

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Una grabadora o una pequeña videocámara son el mejor testigo. Puedes grabar cualquier conversación en la que intervengas tú con otra o varias personas más. Nopuedes grabar conversaciones de terceros en las que tú no participes. 

 

Si la conducta de hostigamiento se produce durante reuniones o actividades de las que se toman actas, es útil que quede constancia de dicha conducta en el acta, no te cortes y pide “que conste en acta que X se ha dirigido a mí insultándome, gritándome, en términos ultrajantes, etc…”.  

  • Te será de gran utilidad que puedas acreditar "salud mental" antes del acoso. Conserva tus registros de actividad laboral, asistencia a cursos, memorias de actividades... 

  • Igualmente útil es ir dejando constancia de como tu salud se deteriora. Ante cada crisis de ansiedad que sufras ve a urgencias, a ser posible acompañado/a por algún familiar o amigo y PIDE Y CONSERVA EL INFORME. 

  • En la medida de lo que puedas ocúpate activamente en tu proceso de defensa y de recuperación de la salud. No dejes de pedir ayuda. Necesitaras un abogado para organizar todo el tema legal, un psicoterapeuta que te ayude a mantenerte cuerdo, a no caer en la depresión total  y un psicólogo forense que te haga una evaluación y pueda testificar como te está afectando la situación de acoso. Busca buenos profesionales sin vínculos políticos ni afectivos con tu acosador/a ni con la cúpula organizacional de la institución laboral a la que pertenezcas.

  • Infórmate en tu sindicato del protocolo de tu empresa y cuando comiences el peregrinaje  acude acompañada/o (pareja, familiar, asociación de afectados...) a las primeras citas con profesionales y a los sitios oficiales. Hay que admitir que se está mermado cognitivamente.

 

  • Prepárate un dosier con toda la documentación que te digan y la que pienses que pueda servir para clarificar  tanto el daño sufrido como los hechos que los han producido. 

 

Y no peques de ingenuo/a no queriendo "hacer más daño del preciso" en la argumentación de vuestra defensa. Los que mintieron lo van a seguir haciendo y encontraras que muchos mirarán para otro lado si tú les dejas y que quienes pensabas que serían testigos a la hora de testificar igual desaparecen. Presenta todas las pruebas que puedas por escrito, aunque te recomienden que no hace falta que lo hagas. 

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